miércoles, 16 de diciembre de 2009

Los trastornos de alimentación son desórdenes complejos que comprenden dos tipos de alteraciones de la conducta: unos directamente relacionados con la comida y el peso, y otros derivados de la relación consigo mismo y con los demás. Aunque aparecen alteraciones graves en la conducta alimentaria, existe un conflicto psicológico causa de esta alteración, y que debe ser la base del tratamiento.
La anorexia nerviosa es conocida ampliamente: las personas que presentan esta enfermedad rehusan mantener el peso corporal en un peso adecudado, tienen un miedo intenso a la ganancia de peso o de grasa, incluso estando muy por debajo de un peso correcto, tienen una distorsión de la imagen propia totalmente errónea, pues se siguen viendo gordas. Para conseguir estar delgadas rehusan comer, utilizando para ello todos los medios a su alcance: esconden la comida, siempre "han comido" cuando se les pide que coman, desmenuzan la comida del plato cuando tienen que comer acompañadas, rehusan cualquier elemento energético, se eternizan en comer.... En el caso de las mujeres se considera necesario la ausencia de al menos tres ciclos menstruales consecutivos. (consecuencia de la malnutrición que presentan).
Se considera que la bulimia nerviosa ocurre en aquellas personas que tienen episodios recurrentes de "atracones" de comida ( rápido consumo de una gran cantidad de comida en muy poco tiempo), una pérdida de control durante los atracones, que les imposibilita para dejar de comer, seguidos de vómitos autoinducidos, el uso de laxantes o diuréticos, y alternando con episodios de dietas estrictas o ayunos. Tienen una preocupación excesiva con el peso corporal Para entrar dentro de esta clasificación se requieren un promedio de dos atracones por semana al menos durante 3 meses.
Estas dos alteraciones clásicas son bien conocidas; pero existen una serie de alteraciones con la conducta alimentaria, (trastornos de la conducta alimentaria no específicos) reconocidos desde hace bien poco, y que están siendo motivo de atención médica y psiquiátrica; por ejemplo, el sindrome compulsivo alimenticio comprende a personas que intentan dietas en un gran número de ocasiones, tienen dificultad para saber cuando tienen hambre o cuando están saciadas, se consideran adictas a la comida, pues comen, comen, comen.... y tienen un pobre concepto de sí mismas. Su situación sigue un círculo vicioso que les imposibilita la vida: Cuando tienen un problema al que no pueden hacer frente la respuesta es: estoy demasiado gorda, si aldegazo, podré con todo: debo seguir una dieta. En ese momento bien inician una dieta severa que no pueden seguir, por lo que comen compulsivamente o bien nada más proponerse hacer la dieta comen compulsivamente, por lo que sienten que han fallado terriblemente y se sienten fracasadas: no pueden hacer frente al problema y....... De esta forma presentan un fracaso diario, que las convierte en grandes comedoras, habitualmente obesas. Este síndrome fue recientemente reconocido como un trastorno de alimentación ( 1990), aunque no está considerado como una alteración psiquiátrica.
A estos trastornos podríamos añadir una serie de trastornos conocidos y que no cumplen los criterios clínicos propios de la anorexia y la bulimia: así encontraremos pacientes con criterios de anorexia, pero que no han perdido la menstruación a pesar de estar malnutridas o bien pacientes que cumplen criterios de anorexia nerviosa pero que mantienen el peso; otros que usan métodos diversos con la alimentación dirigidos a no engordar ( por ejemplo mastican la comida, pero no se la tragan), o hacen conductas compensatorias inapropiadas ante mínimas cantidades de comida (una patata chips puede ser motivo de gran cantidad de ejercicio y culpabilidad); otros pacientes tienen atracones muy ocasionales que mantienen durante tiempo, pero siempre menos de 2 atracones semanales; y otras pacientes que se dan atracones ocasionales pero que no vomitan. La "pica" ( necesidad de comer sustancias no comestibles, como tiza, yeso,... también está considerada como trastorno de alimentación, pero no condiciona un alteración en la vida como la de los trastornos anteriormente descritos.
Así, consideramos que existe un aumento estos trastornos, pero sobre todo un mayor conocimiento de los mismos. Se considera que este tipo de enfermedades afectan sobre todo a mujeres adolescentes y jóvenes: En la literatura médica mundial existen estudios epidemiológicos que demuestran que la Anorexia nerviosa afecta hasta el 0.5% de adolescentes mientras la bulimia nerviosa alcanzaría hasta el 1%. Las cifras no son muy distintas en nuestro país: Morandé comunicó en 1999 los resultados de estudios realizados a una población joven (edad media 15.05 años) de hombres y mujeres: sus cifras en el grupo de mujeres eran de 0.69% para Anorexia nerviosa y 1.24 % para Bulimia nerviosa; pero comunicó una incidencia de Trastornos de comportamiento alimentario no específicos del 2.76% en el grupo de mujeres. En el año 2000, Pérez Gaspar y colaboradores comunicaron la existencia de anorexia nerviosa en 0.31%, de bulimia en el 0.77% y de trastornos de comportamiento alilmentario no específicos en el 3.07% en un grupo grande de mujeres con edad media de 15.48 años.

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